
La imágen es del reloj que ha instalado el Ayuntamiento de Bilbao que indica los días que faltan para el inicio del Tour de Francia en Bilbao que coinciden con mis días de trabajo.
Como profesor de bachillerato, siento que el final de mi carrera docente puede ser un momento agridulce. Por un lado, me alegra dejar atrás el papeleo y la burocracia, pero por otro, siento cierta tristeza al dejar atrás a mis estudiantes y a la enseñanza que tanto me apasiona.
Entiendo que la pereza pueda ser abrumadora al enfrentarme a los últimos 80 días más o menos de mi carrera docente. Sin embargo, creo que es importante recordar que aún me quedan más de dos meses para marcar la diferencia en la vida de mis estudiantes. Puedo aprovechar este tiempo para inspirar y motivar a mis alumnos y ayudarles a alcanzar sus metas académicas.
Aunque sólo un mes y medio será de enseñanza activa, el resto exámenes y correcciones, no subestimo el impacto que puedo tener en mis alumnas y alumnos en ese tiempo. Es importante que me centre en dar lo mejor de mí durante ese tiempo, porque cada día y cada clase cuenta. Si puedo hacer una diferencia en la vida de uno solo, habré cumplido con mi deber como educador.
Comprendo que la burocracia y los exámenes puedan resultar aburridos y agotadores, pero no pierdo de vista el verdadero propósito de mi trabajo como educador. Los exámenes y la burocracia son importantes, pero la verdadera razón por la que me convertí en profesor es para ayudar a los estudiantes a alcanzar su máximo potencial y para inspirarles a ser los mejores que puedan ser.
Tal vez tenga miedo de lo que viene después de la jubilación, pero recuerdo que he pasado una gran parte de mi vida ayudando a otros a alcanzar sus metas. Ahora es el momento de concentrarme en mis propios objetivos y deseos. Tal vez quiera dedicar más tiempo a la pintura y el dibujo, a la fotografía, a leer, o a hacer cualquier otra cosa que me apasione.
Finalmente, me gustaría destacar la importancia de mantener una perspectiva positiva en esta etapa de mi carrera. Mis años de enseñanza han sido valiosos y han dejado una marca indeleble en la vida de mis estudiantes. Ahora, es hora de celebrar mis logros y prepararme para la próxima etapa de la vida. Aunque dejaré atrás a mis estudiantes y a mi carrera docente, siempre tendré el legado de haber hecho una diferencia en la vida de muchas personas, lo cual es un logro increíble.